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Los Anti-Navidad

De la nueva ola de "ser políticamente incorrecto es lo políticamente correcto" vienen los anti-navidad.
A diferencia de los anti-halloween, los anti-navidad no tienen fundamentos religiosos para oponerse. Al menos no todos, y mucho menos aquellos a quienes referimos en este post.

Difícilmente hallas un anti-navidad que se apegue al simple razonamiento de
yo no creo en dios, así que me es imposible festejar el nacimiento del hijo de quien creo que no existe
Tampoco tienen un manifiesto, ni acuden a manipular la historia y orígenes de las tradiciones ancestrales para justificarse. Simplemente dicen odiar la navidad.

Para estas fechas los anti-navidad ya habrán surgido en tu red social favorita, tu oficina de trabajo o en tu escuela. Tan pronto como las cadenas de supermercado comienzan con la venta -cada vez mas anticipada- de adornos navideños, los anti-navidad aparecen quejándose amargamente de cómo otra vez, este año, viene la navidad, y cómo toda la fiesta les parece absurda, aburrida, detestable y demás.

Los anti-navidad por lo general también se niegan a dar regalos el día de la amistad, "porque a mi nadie me dice cuándo debo regalar". Lo cierto es que tampoco son muy propensos a regalar ningún otro día, lo que hace pensar a uno si en realidad no es comodidad lo que les hace rechazar las fiestas.

Con excepción de unos cuantos casos, la queja del "consumismo de la gente" para las fechas de navidad -san Valentín, día de las madres y alguna otra fecha especial- se limita a las festividades, y su crítica a "los materialistas" desaparece cuando en otra fecha se dedican a gastar su dinero. Tampoco ponen el ejemplo de cómo vivir una navidad "espiritual", pura, auténtica, o por lo menos "no-material". Eso no va con su espíritu anti-navidadista.

Cuando cometes el error de preguntarle a un anti-navidad con quién o cómo pasará o pasó la noche del 24, recibes respuestas como "solo, como cualquier otro día. para mí es una fecha cualquiera", "comeré quesadillas, y bajaré porno, como cualquier otro día", "no se, igual y vengo a adelantar trabajo", o alguna queja de cómo no puede evitar asistir a la cena familiar y -siempre, sin duda ni excepción- hará un comentario de una tía que es hipócrita.

"Hipocresía" es -junto con "consumismo"- la palabra clave de los argumentos anti-navidad. Todos se quejan de los familiares a los que "de otro modo ni ven", o de las amistades que se acercan justo en esos días, mientras que en otras ocasiones ni dan la cara. Si bien todos hemos vivido la hipocresía, los anti-navidad parecen asociarla directamente con diciembre, las posadas y el arbolito.

También es cierto que los villancicos molestan, que la gente gasta estúpidamente sus aguinaldos, y que a veces las cenas familiares son aburridas -con o sin navidad-, pero no es difícil notar que cada día mas gente gusta de sentirse "especial" o llamar la atención, negándose a la navidad, erigiéndose como los Grinchs, los amargados, los que van contra la corriente. Todo en un patético intento por sentirse diferentes.

Noticias para todos ustedes: son bastantes, y cada uno resulta la copia del anterior.

*disclaimer:
las descripciones anteriores obedecen al perfil general de los anti-navidad, intentando generalizar en un ejercicio de "para mi todos son iguales". En la redacción de este blog sabemos que hay quienes realmente tienen motivos para odiar la navidad -como haber visto a santa besuqueándose con mamá-, y no encajan con el poser que acá describimos. Saludos para ustedes... y ya.

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